Cuando escuchamos o leemos las palabras inclusión educativa, la mayoría de las personas instantáneamente lo relacionan con la educación especial o con la discapacidad. Este hecho es el que ha prevalecido a lo largo de la historia y en función de él se han realizado acciones al respecto.
Al considerarlo así, se partía del
modelo médico con una visión patológica de la diferencia, principalmente de los
aspectos cognitivos, y por lo tanto las personas con necesidades educativas
especiales eran vistas como deficientes cuya dificultad era intrínseca, es
decir, se tenía una concepción estática respecto a la naturaleza de las
diferencias individuales lo que ocasionó que fueran segregados en escuelas
especiales.
En la inclusión el objeto de
la innovación no es el niño, sino el sistema educativo, la escuela, la
comunidad en general. Por tal motivo el progreso de los alumnos no depende sólo
de sus características personales, sino del tipo de oportunidades y apoyos que
se les brindan. Algunos ejemplos pueden ser: la escasez de recursos materiales,
la rigidez en la enseñanza, la formación de los profesores, la falta de trabajo
en equipo, las actitudes de todo el personal, la falta de cooperación de los
padres, entre otras.
§ Primero, se debe avanzar hacia un modelo de centro escolar que lleve a conformar una auténtica comunidad de aprendizaje, abierta a la participación de todos y que persiga objetivos soñados y compartidos.
§ Segundo, si se consigue que los docentes sean los primeros en utilizar las estrategias de colaboración y ayuda mutua, la comunidad se tornará sólida y receptiva a la innovación y al cambio
§ Tercero, en la medida que los docentes cooperen para aprender y aprendan a cooperar, se continuará fortaleciendo la red.
§ Cuarto, un aspecto importante es la cooperación entre las diferentes comunidades en donde se puedan ayudar con recursos, conocimientos, asesorías, entre otros.
Para lograr integrar esas
redes es pertinente tomar en cuenta además, que existen valores inclusivos
necesarios que deberán estar presentes o se podrán ir formando a lo largo del
proceso.
Sobre la cultura inclusiva
Uno de los elementos claves en
la inclusión educativa se refiere a la cultura, este término, tan coloquial y
común para algunos, ha sido motivo de controversia y confusión en relación con
su definición debido a que abarca diferentes actitudes, actividades y
participantes, sin embargo, es fundamental cuando se hace referencia a la
inclusión en general y particularmente la inclusión educativa, motivo de
estudio del presente escrito.
Pero ¿qué es cultura?
Según Booth y Aiscow (2002)
desde el ámbito escolar mencionan que la cultura se refiere “al desarrollo de
valores inclusivos, compartidos por todo el personal de la escuela, los
estudiantes y los miembros del Consejo Escolar y las familias” (p.18) y
proponen que, para que se desarrolle una cultura inclusiva, es necesario la
creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y estimulante
en la que toda persona sea tomada en cuenta y se promuevan valores inclusivos.
De tal manera que, si hablamos
de cultura inclusiva escolar, podríamos entender que se refiere al conjunto de
reglas, símbolos, creencias y valores compartidos por el personal de la
escuela, los estudiantes, los miembros del Consejo Escolar y las familias, que
le proporcionan la cohesión necesaria a la escuela para trabajar armónicamente
hacia la consecución de los objetivos comunes.
La cultura escolar, de acuerdo
con García y Aldana (2010) es posible identificarla a través de la observación
detallada de lo que ocurre en la escuela, los diálogos con los de docentes, las
prácticas del aula, las vivencias de los alumnos, las expectativas y
dificultades de los padres, así como la observación de los niveles de gestión,
organización y liderazgo. Con otra perspectiva Ossa, Castro, Castañeda y Castro
(2014) señalan que las normas, ideas y valores se pueden manifestar en dos
dimensiones: la abstracta referida a fundamentos conceptuales intangibles, como
los valores e ideologías que comparten las personas, y la dimensión concreta o
manifiesta, que se relaciona con productos objetivos como el currículo,
lenguaje y las instalaciones.
Entonces como cierre de tema la relación entre la cultura escolar y la inclusión se enfatizan que, para que un centro escolar tenga posibilidades de transformarse, es esencial crear un ambiente de relación positiva entre el profesorado, así como buenos niveles de comunicación, una administración que apoye al profesorado y un líder pro-activo y con una filosofía inclusiva.
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