Para comenzar con este tema
primero vamos a definir que es interseccionalidad
La interseccionalidad es un
marco diseñado para explorar la dinámica entre identidades coexistentes (por
ejemplo, mujer, negra) y sistemas conectados de opresión (por ejemplo,
patriarcado, supremacía blanca). El término fue creado por Kimberlé
Crenshaw y desafía el supuesto que sigue socavando el movimiento
feminista: que las mujeres son un grupo homogéneo, igualmente posicionado por
las estructuras de poder. En un contexto feminista, permite una comprensión
completamente desarrollada de cómo factores como la raza y la clase dan forma a
las experiencias de vida de las mujeres, cómo interactúan con el género.
En otras palabras, la
interseccionalidad
La cual permite que la superposición entre las identidades de raza, sexo, clase, sexualidad, etc. se incorpore completamente en el análisis estructural, proporcionando así un análisis feminista con la perspectiva para abarcar el verdadero rango de la vida de todas las mujeres, y alcance para comprender todas las experiencias de las mujeres. La praxis interseccional evita que las mujeres marginadas se vean marginadas dentro del movimiento feminista.
¿Y esto para que se creó?
El análisis interseccional
tiene como objetivo revelar las variadas identidades, exponer los diferentes
tipos de discriminación y desventaja que se dan como consecuencia de la
combinación de identidades.
El análisis interseccional nos
ayuda a visualizar cómo convergen distintos tipos de discriminación: en
términos de intersección o de superposición de identidades. Más aún, nos ayuda
a entender y a establecer el impacto de dicha convergencia en situaciones de
oportunidades y acceso a derechos, y a ver cómo las políticas, los programas,
los servicios y las leyes que inciden sobre un aspecto de nuestras vidas están
inexorablemente vinculadas a los demás.
Cómo practicar la
interseccionalidad
La manera en que pensamos
determina qué hacemos y cómo. Para poder utilizar la interseccionalidad en
nuestra labor, antes que nada, tenemos que pensar de otra forma acerca de la
identidad, la igualdad y el poder. Implica centrarnos no en categorías
predeterminadas o en asuntos aislados, sino en todo lo que define nuestro
acceso a los derechos y a las oportunidades; esto es, en los puntos de
convergencia, en la complejidad, en las estructuras y en los procesos
dinámicos. En términos analíticos, implica ver la erradicación de la
discriminación y el enaltecimiento de la diversidad como asuntos centrales para
el desarrollo y el ejercicio pleno de los derechos humanos. Implica invertir
sustancialmente en la fase analítica de nuestra labor; el análisis
interseccional tiene, en efecto, un nivel de exigencia intelectual más elevado
que muchos otros enfoques de género.
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